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"Luego de dos siglos de paz, la sombra de una amenaza antigua vuelve a acechar a los Reinos Hermanos. En Ormuz, el Reino de los Hombres, un viejo mago recibe una inusual advertencia; en Alvaheim, el Bosque de los Elfos, extraños sucesos, demasiados para ser simples coincidencias, parecen corroborar los temores del anciano. En el norte desconocido, una fortaleza se levanta en secreto, y un antiguo símbolo de odio se enarbola desde lo alto de sus atalayas, levantadas con hierro, piedra y huesos. Hombres, Elfos, Enanos y Centauros deberán mantener vivas las Alianzas, que hermanan a sus naciones, para enfrentar la amenaza que se cierne desde el norte. La esperanza radica en la sabiduría recopilada en un antiguo libro desconocido y en los poderes de una extraña criatura de leyenda: el Jaguar Dorado. ¿Dónde se oculta esta criatura? ¿Cuál es su auténtica naturaleza? Un joven aprendiz de la Corte de Magos de Ormuz, puede ser la clave para desvelar este misterio místico, que marcará para siempre el futuro de cada pueblo y estirpe a lo largo y ancho de la Tierra de las Cordilleras..."

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Como adquirir "La Tierra de las Cordilleras"

miércoles, 30 de marzo de 2016

martes, 29 de marzo de 2016

Cada día que pasa, se acerca el momento en que logrará revelarse el Jaguar Dorado... muchos han escuchado de él, pero pocos conocen su auténtica naturaleza. Su nombre ha resonado a través de las eras; su leyenda se ha mantenido en secreto... Confía y espera... Pronto podrás conocerlo y viajar a su lado por la Tierra de las Cordilleras...


lunes, 28 de marzo de 2016

"Y que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas, el bien es mayoría pero no se nota porque es silencioso, una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que le destruya hay millones de caricias que alimentan a la vida."

Facundo Cabral.

sábado, 26 de marzo de 2016

"Intente penetrar con nuestros medios limitados en los secretos de la naturaleza y encontrará que, más allá de todas las leyes discernibles y sus conexiones, permanece algo sutil, intangible, inexplicable. Venerar esa fuerza que está más allá de todo lo que podemos comprender es mi religión."

Albert Einstein.

jueves, 24 de marzo de 2016

"Aún así, se preguntó si no sería mejor quedarse en un lugar y aprender todo lo posible de él, que pasarse la vida corriendo mundo. ¿Era mejor saber muchas cosas pero nada en profundidad que aprenderlo todo de un pequeño entorno?"

Legado.

martes, 22 de marzo de 2016

"Al final, no importa cuánto tiempo vivimos, sino si vivimos plenamente... el bien que hemos hecho, los amigos que hicimos, el amor que compartimos en el camino."

ThunderCats.
(2011)

lunes, 21 de marzo de 2016

"¿Se han reído de tí porque sabías contar historias que nadie había oído nunca? ¡Cómo es posible!" 

La Historia Interminable.
"Son demasiados los problemas de este mundo creados por hombres con voluntad noble y un espíritu nublado."

Eldest.

viernes, 18 de marzo de 2016



EL SEÑOR DE LOS ANILLOS
DUALIDADES
(Cuarta Parte) 

El anillo único tiene voluntad propia, pues en él, Sauron vertió todo su poder, su odio y sus fuerzas; en el vertió, en resumidas cuentas, su alma. Máximo Morales, en su libro “El Mágico Mundo de los Magos”  afirma que “Algunos creen que los anillos evitan que el alma se escape del cuerpo, sirviendo en este caso, como un grillete para el espíritu.” Cuándo la alianza de elfos y hombres se enfrentó en batalla a las fuerzas del señor oscuro por primera vez, Isildur, hijo del rey Elendil y ancestro de Aragorn, derrotó a Sauron al cortarle la mano en la que llevaba el anillo, con la espada rota de su padre muerto. Despojado de su alma, Sauron fue vencido, pero no derrotado por completo, pues el único modo de lograrlo era destruyendo el anillo y, con él, el alma de Sauron. Isildur pudo haber destruido el anillo de una vez por todas, pero prefirió guardarlo como una reliquia de su casa, en compensación por la muerte de su padre y de su hermano Anarion, quien también había perdido la vida en la batalla contra Sauron. El anillo fue lo que, finalmente, terminó con la vida de Isildur.  Tres mil años después, Aragorn, descendiente directo de Isildur, no quería asumir su responsabilidad como heredero legítimo al trono de Gondor pues pensaba que, por el hecho de tener la sangre de Isildur corriendo por sus venas, tenía, también, su débil fuerza de voluntad.

En estos dos personajes puede encontrarse la dualidad simbolizada de formas diferentes y, a la vez, complementarias. Tanto Isildur como Aragorn se enfrentan al anillo de poder y tienen la opción de destruirlo o de conservarlo para permitirle a Sauron una nueva oportunidad para asolar la Tierra Media con su odio; ambos son los herederos del mismo reino aunque sus tiempos no sean los mismos; ambos son, incluso, miembros de una misma casa real; sin embargo, son las decisiones que toman en cuanto al destino del anillo lo que los hace diferentes. Mientras Isildur no soporta la tentación del anillo y sucumbe a su poder, Aragorn es capaz de enfrentarlo y derrotarlo, de elegir la opción que es correcta para todos, y no aquella que él cree, ingenuamente, que es mejor para sí mismo. Cuándo Aragorn se encuentra cara a cara con Sauron y con el anillo, es capaz de reunir la suficiente fuerza de voluntad para empuñar su espada y retar a Sauron, en lugar de arrodillarse ante él y jurarle lealtad. Isildur y Aragorn encarnan la dualidad de la naturaleza humana, no como dos polos opuestos o como fuerzas contradictorias, sino como las caras de una misma moneda que no pueden existir la una sin la otra. Si Isildur no se hubiese doblegado al poder del anillo, Aragorn no hubiese podido reunir la suficiente fuerza de voluntad para resistir a su poder. Aragorn aprendió del error de su ancestro para no volverlo a cometer. Como dice la escritora J. K. Rowling en su libro “Harry Potter y la Cámara Secreta”: “Son nuestras elecciones, las que muestran lo que somos, mucho más que nuestras habilidades." 

El aspecto más fantástico de “El Señor de los Anillos”, es la manera como refleja la naturaleza humana en la mayoría de sus aspectos, tanto positivos como negativos. En todos los personajes de la historia, sin importar si son hombres, elfos, orcos o magos, se encuentra representada una característica propia del género humano. El mismo Sauron, a pesar de su naturaleza maligna, no es otra cosa que un reflejo de lo que los seres humanos somos o podemos llegar a ser en el peor de los casos. Algunos emparentaban la figura de Sauron con la de Hitler, y la guerra contra la Alemania Nazi como una versión moderna de la Guerra del Anillo. Hitler, había basado su delirio de la “raza pura” en muchos aspectos de la mitología nórdica que Tolkien también había empleado para crear su obra, por esta razón, Tolkien se refería a Adolf Hitler como un “cabal ignorante”, que “…arruina, pervierte, aplica erróneamente ese noble espíritu nórdico transformándolo en algo para siempre maldito”.

En el prólogo de la película de Peter Jackson “El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo”, se narra la historia de cómo Sauron establece alianzas con los reyes de los elfos, enanos y hombres a través de los anillos que forja con ayuda de herreros elfos. Tres anillos fueron entregados a los elfos, siete a los enanos y “Nueve anillos fueron entregados a los hombres mortales, que más que otra cosa desean poder”. En la historia, los nueve reyes mortales que reciben el obsequio de Sauron, debido a su codicia y a su irrefrenable búsqueda de poder, son corrompidos por el poder de los anillos que portan hasta el punto de convertirse en los Nazgûl, entes espectrales, que vagan por el mundo sin estar vivos o muertos, cuyo único objetivo es complacer al Señor del Anillo en todo cuanto les ordene, estos seres se sentían atraídos por el anillo y lo sentían de un modo parecido a como Carlomagno se sentía atraído por la persona o lugar donde se encontrara el Anillo de la Serpiente. La codicia es una de las mayores debilidades de la raza humana, en muchas leyendas y relatos como el poema épico “Beowulf”, el más importante texto medieval de la lengua inglesa, se describe a los dragones como seres codiciosos, que sienten por el oro, las riquezas y el poder, una atracción mucho más fuerte que la que podemos llegar a tener los humanos; los dragones encarnan, desde esta perspectiva bastante alegórica, todos aquellos aspectos negativos de la naturaleza humana. Tolkien había leído esta obra medieval y afirmaba que: “La aventura épica de Beowulf fue como un abono en mi mente para El Señor de los Anillos”, de ahí tomó muchas ideas para su propia obra, como la lucha contra el Dragón Smaug, en “El Hobbit”. La fragilidad de nuestra voluntad muchas veces se fundamenta en ese irresistible deseo de los seres humanos por elegir y empeñarnos en conseguir lo que muchas veces resulta ser perjudicial para nosotros mismos, ya sea porque es demasiado grande como para que podamos manejarlo o, sencillamente, porque no estamos preparados ni contamos con las condiciones necesarias para enfrentarlo, tal y como le sucede a los nueve reyes humanos que terminan por sucumbir ante el poder de sus propios anillos.

Frodo, es de cierto modo, el personaje en el cual puede contemplarse con mayor claridad la eterna lucha del bien contra el mal en el interior del corazón humano. En la historia, Frodo lucha con todas sus fuerzas en un intento por resistir a la agobiante carga que implica la responsabilidad de llevar el anillo hasta el volcán donde fue forjado, para destruirlo. En el último libro de la saga, “El Señor de los Anillos. El Retorno del Rey”, a medida que el anillo se acerca a Mordor, su tierra natal, empieza a volverse más pesado. Frodo lo lleva colgado al cuello con una pequeña cadena; a cada paso que da para ascender por las faldas del volcán en compañía de su amigo Sam, el anillo empieza a volverse tan pesado, que el hobbit se ve obligado a caminar apoyándose en brazos y piernas para poder sostener su peso. Esto nos muestra, de una manera alegórica, lo difícil que es conservar la suficiente fuerza de voluntad como para terminar correctamente una empresa tan ardua y peligrosa. Finalmente, luego de afrontar cientos de desafíos y vicisitudes, Frodo y Sam consiguen llegar hasta los fuegos mismos del volcán donde el anillo fue forjado. Estando a un paso de completar la misión, la voluntad de Frodo sucumbe, finalmente, al enorme poder del anillo.

Es en este punto donde entra a jugar un papel relevante uno de los personajes más “extraños” de la historia. Frodo y Sam no llegaron solos hasta el volcán Orodruin, también llamado Monte del Destino, sino que contaron con la ayuda de una criatura de aspecto enfermizo y mente trastornada; un hobbit corrompido y obsesionado con el anillo llamado Smeagol. Para poder apoderarse del anillo, Smeagol trata de matar a Frodo, pero su intento fracasa. Frodo tiene la oportunidad de matarlo, al igual que Bilbo en su momento, pero prefiere dejarlo vivir, aún sabiendo que puede traicionarlo de nuevo. Cuándo Frodo cae ante el poder del anillo, Smeagol aparece nuevamente, para traicionar a Frodo una vez más; surge de las sombras, otra vez, para pelear por el anillo. De un fuerte mordisco, arranca el dedo de Frodo en el cual el hobbit se había colocado el anillo. Luego, en medio de su desbordada alegría por tener en sus manos una vez más al objeto de su obsesión, Smeagol tropieza y cae en el cráter del volcán donde muere calcinado junto al anillo, que encuentra, de una vez por todas, el final de sus días.

Frodo no logra vencer al anillo, sus fuerzas no son suficientes para lograrlo; aún así, el anillo fue destruido y Sauron es derrotado por completo. Aragorn y Gandalf se encuentran en medio de una batalla en la cual se hallan en clara desventaja numérica, pues el reducido ejército de los pueblos libres de la Tierra Media no puede derrotar al vasto ejército de Sauron. Aún así, Sauron es derrotado, su ejército exterminado, su imperio destruido, su triunfo arrebatado, dejándo la enorme duda respecto al factor determinante con el cual se logra la derrota de Sauron. David Day, en su libro “El Anillo de Tolkien”, nos explica este factor de la siguiente manera: 

“En el hobbit Frodo, Tolkien descubrió a un hombre común del siglo XX que atrae y seguirá atrayendo a las gentes de cualquier época y lugar. En El Señor de los Anillos el hobbit nos enseña que «intentar conquistar a Sauron con el Anillo» ya no es el objetivo de la misión. Al final, es el corazón humano, no la sabiduría de la mente ni la fuerza del cuerpo, lo que salva al mundo. La sencilla capacidad humana para la misericordia es en última estancia lo que permite que el mal sea vencido.” 

Juan David Bastidas Pantoja.



Bibliografía 

Celis, Agustín. Ramírez, Alejandra. Bestiario. El Libro de los Seres que Nunca Existieron. Editorial LIBSA. Madrid, España. 2006.

Colbert, David. Los Mundos Mágicos de El Señor de los Anillos. Ediciones B Grupo Zeta. Barcelona, España. 2003.

Day, David. El Anillo de Tolkien. Minotauro. Barcelona, España. 1999.

Morales, Máximo. El Mágico Mundo de los Magos. Ediciones Continente. Buenos Aires, Argentina. 2004.

Rowling, J.K. Harry Potter y La Cámara Secreta. Ediciones Salamandra. Barcelona, España. 1999.

Tolkien, J. R. R. El Silmarillión. Minotauro. Barcelona, España. 2001.

Tolkien, J. R. R. El Hobbit. Minotauro. Barcelona, España. 2001.

Tolkien, J. R. R. El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo. Minotauro. Barcelona, España. 2001.

Tolkien, J. R. R. El Señor de los Anillos. Las Dos Torres. Minotauro. Barcelona, España. 2001.

Tolkien, J. R. R. El Señor de los Anillos. El Retorno del Rey. Minotauro. Barcelona, España. 2001.








jueves, 17 de marzo de 2016

"De los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro; todos los demás son extensiones de su cuerpo... Sólo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria."

Jorge Luis Borges.

miércoles, 16 de marzo de 2016

"Pensándolo bien, es monstruoso que se impriman más billetes que libros."

Felipe.
(Mafalda)
"Cuando uno ya no tiene sueños no puede mover su vida. Los realistas no cambian el mundo. son los utópicos los que cambian el mundo."

Miriam Subirana.

 

martes, 15 de marzo de 2016

"Cada libro, cada tomo que ves, tiene alma. El alma de quien lo escribió, y el alma de quienes lo leyeron y vivieron y soñaron con él."

Carlos Ruiz Zafón.

lunes, 14 de marzo de 2016

"Si te llevas un libro a un viaje... sucede algo muy extraño: el libro empezará a atesorar tus recuerdos. Más tarde, te bastará con abrirlo para trasladarte al lugar donde lo leíste por primera vez. Y con las primeras palabras recordarás todo: las imágenes, los olores, el helado que te comiste mientras leías... Créeme, los libros son como esas tiras de papel matamoscas. A nada se pegan tan bien los recuerdos como a las páginas impresas."

Corazón de Tinta.

sábado, 12 de marzo de 2016

"Tu siempre dices lo mismo: los libros tienen que pesar porque el mundo entero está encerrado en ellos."

Corazón de Tinta.
"¿De verdad sigues creyendo que solo existe un mundo real y los demás son pálidos reflejos suyos?"

Muerte de Tinta.

La Tierra de las Cordilleras es un mundo de magia y maravillas. ¿Te atreverías a recorrerlo? Si es así, busca al Jaguar Dorado, él será tu guía...

jueves, 10 de marzo de 2016



EL SEÑOR DE LOS ANILLOS
DUALIDADES
(Tercera Parte) 

Se narra en “El Silmarillion” como Ilúvatar, una vez que los Valar prepararon y terminaron de formar al mundo, creó a los Elfos, los primeros nacidos, y les ofreció el mundo para que habitaran en él. Mientras tanto, Morgoth, el Vala renegado y primer Señor Oscuro, permanecía escondido en el norte de la tierra. En vista de que no podía crear vida de la nada, pues solo Ilúvatar tenía esa facultad, Morgoth acechó entre las sombras a los elfos y fue apresando a aquellos que erraban solos y desprevenidos. Los desdichados elfos que cayeron en las manos de Morgoth, fueron encerrados en oscuras mazmorras donde fueron torturados, mutilados y deformados por medio de las “malas artes” de Morgoth. Los prisioneros no volvieron a ver la luz del sol jamás. Estos elfos se convirtieron en Orcos, los enemigos acérrimos de los pueblos libres de la Tierra Media; en las entrañas de las montañas se multiplicaron alimentándose de carne putrefacta y aguas estancadas.

Al igual que los elfos, los orcos eran fieros guerreros, sin embargo, en todo lo demás, incluso en el aspecto físico, eran polos opuestos, pues odiaban las cosas bellas y disfrutaban matando y torturando. Alejandra Ramírez y Agustín Celis, en su “Bestiario”, retoman a los orcos de Tolkien y los describen fielmente, tal y como Tolkien los creó. Se los concibe como una raza de seres que carecen de alma por lo que, cuando mueren, sus vidas terminan en ese preciso momento, no alcanzan trascendencia alguna; esto hace que no sientan ningún respeto por la vida y disfruten con la destrucción y el asesinato. El no poseer alma los hace inadaptados para vivir, de tal forma que se limitan a “existir” o a “sobrevivir” en el mundo; por esta razón, no tienen ningún horizonte hacia el cual dirigirse mientras permanecen en la tierra, y necesitan de un amo que les indique uno, esto los hace esclavos perfectos para un amo cruel y tiránico, como lo fue Morgoth en su momento y, posteriormente, Sauron. A pesar de todo, en lo más profundo de su corazón, los orcos odian con fuerza a su amo y “creador” por volverlos lo que son, seres malignos incapaces, incluso, de tolerar la luz del sol, lo odian por no haberles dado una razón para existir en el mundo, ni opciones diferentes al odio y a la maldad en función de las cuales regir su vida.

Según la mitología celta, en la antigüedad, Irlanda estaba habitada por  una raza de guerreros conocidos como los Tuatha de Danaan, los hijos de la diosa madre celta, Dana, quienes expulsaron a los gigantes fomorianos de la isla y vivieron en Irlanda hasta la llegada de los seres humanos. De ellos se decía que poseían virtudes y habilidades superiores a las de los humanos, aunque no tan poderosas y magníficas como las que poseían los dioses, finalmente, con el advenimiento del cristianismo, los Tuatha de Danaan cayeron en el olvido y, al igual que los elfos de Tolkien, abandonaron Irlanda embarcándose a tierras lejanas, más allá del mar. En la mitología nórdica, se habla de dos especies de elfos: los Lios Alfar o elfos de la luz, muy semejantes a los elfos de la Tierra Media, y los Svart Alfar, o elfos de la oscuridad. Algunos emparentan a estos elfos oscuros con los orcos de la obra de Tolkien, aunque muchos historiadores consideran que los Svart Alfar, son más parecidos a los enanos de “El Señor de los Anillos”, por el hecho de que vivían en reinos subterráneos. En la mitología romana, Orco es uno de los nombres con el que designan al dios Plutón, equivalente al dios griego Hades; según los mitos, Plutón no era un dios tiránico y cruel, más bien se trataba de un dios bastante justo, aún así, era temido por los seres humanos debido a que regía el reino de los muertos; el temor que los humanos sentían por la muerte hacía que Plutón se mantuviera solo, pues ni siquiera los demás dioses se acercaban a él, su única compañía era su esposa Perséfone, a quien había tenido que secuestrar.

La dualidad en los elfos se manifiesta, también, en dos aspectos trascendentales en la obra de Tolkien. En primer lugar, se pueden citar las relaciones que los elfos establecían con otro pueblo de la Tierra Media: los enanos. Según el libro, los elfos y los enanos se tienen antipatía y no se agradan entre sí, desconfían unos de otros y prefieren mantenerse apartados. Tolkien explica el origen de esta rivalidad remontándose a los tiempos de la creación narrados en "El Silmarillión". Se dice que, cuando Ilúvatar envió a los Valar a preparar a la tierra para la llegada de los primeros nacidos, es decir, los elfos y los hombres, pero uno de los Valar, Aulë, señor de la artesanía, soñaba con crear un pueblo propio al cual cuidar, proteger y enseñar su arte, así que construyó una especie de bocetos de siete seres tallados en piedra. Ilúvatar al enterarse, se enfureció, así que Aule, para evitar la ira de su padre, decidió destruir sus creaciones; llorando estaba a punto de demolerlos, pero Ilúvatar se compadeció de él, y le permitió terminar sus creaciones, es más, se comprometió a darles vida después del despertar de los elfos, pero le advirtió los problemas futuros diciendo: “surgirán a menudo conflictos entre los tuyos y los míos”. Aún así, en la trama de "El Señor de los Anillos", Legolas, un elfo y Gimli, un enano, forman parte de la Comunidad del Anillo que lucha junto a Aragorn y acompaña a Frodo en su misión; al principio no se tienen confianza, pero al finalizar la historia, ambos se convierten en los mejores amigos y comparten muchas aventuras juntos. Cuándo Legolas abandona la Tierra Media y se dirige a las Tierras Imperecederas donde viven los Valar, decide llevar a Gimli consigo, Gimli se convierte en el primer enano en llegar a las tierras de los grandes señores y, de este modo, termina la enemistad entre ambos pueblos. Se dice que, por el hecho de haber sido tallados de la piedra por Aulë, los enanos eran seres fuertes y resistentes, así como grandes arquitectos y mineros.

El segundo aspecto de gran importancia que relaciona a los elfos con la dualidad, implica la relación que establecen con los seres humanos o, más bien dicho, la relación que Tolkien crea entre la mortalidad y la inmortalidad. Elfos y humanos no podían unirse en matrimonio debido a esta particularidad, pero esto no impide que Aragorn y Arwen se hubiesen casado, tuvieran hijos y gobernaran Gondor como Rey y Reina; como tampoco logró impedir la unión de Beren, un mortal, y Lúthien, una elfa, cuya historia se narra en "El Silmarillion". Los conflictos y dificultades a los que se enfrentan los dos personajes, guardan cierto paralelismo con aquellos que enfrentan Aragorn y Arwen aunque, al mismo tiempo, poseen diferencias significativas. Los dos amantes enfrentan juntos un sinnúmero de enemigos, vampiros, demonios, licántropos e, incluso, otros elfos, ayudados solo por Húan, un perro de mágicos poderes, con el fin de lograr la misión que Thingol, el padre de Lúthien, le impone a Beren para aceptar entregarle la mano de su hija: robar uno de los Silmarils, las joyas mágicas que Morgoth portaba en su corona. Al final, y pese a tenerlo todo en contra, Beren y Lúthien logran superar incluso a la misma muerte, y vivir juntos y en paz hasta el final de sus días. Pocos saben que entre sus descendientes figura el mismo Aragorn, quien asumiría el trono de Gondor en "El Señor de los Anillos". Ambas historias, más que reflejar la profunda brecha que existe entre mortalidad e inmortalidad, nos recuerda que la vida y la muerte, lejos de ser adversarias, son complementarias una de otra, como las dos caras de una misma moneda. Dos facetas únicas y totalmente diferentes; dos aspectos de una marcada dualidad que, sin embargo, pueden llegar a unirse y a coexistir, gracias a una fuerza capaz de abarcarlas a las dos: el amor.

Otro ejemplo diferente de cómo la dualidad se encuentra expresada en la historia, puede encontrarse en el papel que juegan las máquinas y la naturaleza, o más específicamente, unos seres llamados Ents, en la trama de la historia. Se cuenta en “El Silmarillion”, que una de las Valier (Las Reinas de los Valar), conocida como Yavanna, decidió crear unos guardianes cuya tarea fuese proteger los árboles y los bosques; de este modo, creó a los Ents, también llamados “Pastores de Árboles”, unos gigantes con aspecto de árbol que se encargaban de proteger todo lo verde que pudiese encontrarse en el mundo. Durante el desarrollo de la trama de “El Señor de los Anillos”, Saruman, el Istari siervo de Sauron, decide destruir parte del bosque en el que habitaban los Ents, para crear calderas en donde construir las armas y máquinas de guerra de sus ejércitos y donde pudiera engendrar una raza de orcos más fuerte y sanguinaria. La ira de los Ents ante la destrucción de Saruman es enorme, así que destruyen la torre en la que el mago habita, y sepultan para siempre sus calderas.

La naturaleza juega un papel fundamental en la obra de Tolkien, debido a dos cosas en particular. En primer lugar, Tolkien había leído la historia de Macbeth del escritor William Shakespeare, en donde se predice la caída de este rey el día en que un bosque entero se movilizara hasta su palacio y le declarara la guerra. Macbeth no podía creer que un bosque pudiese derrotarlo, así que hizo caso omiso a la advertencia. Una noche, descubren que el castillo se encuentra sitiado por árboles, puesto que un bosque entero parecía haberse revelado contra el monarca; sin embargo, no se trataba de un bosque de verdad, sino de un ejército de soldados ataviados con hojas y ramas para pasar desapercibidos por sus enemigos. En esta batalla, Macbeth es derrotado. A partir de ese instante, Tolkien soñó con ver un bosque de verdad, con árboles reales, marchar hacia la guerra contra un tirano malvado. En segundo lugar, para poder determinar por qué Tolkien enfrenta a la naturaleza contra las máquinas que crea Saruman, debemos remontarnos a la niñez del escritor.

Cuándo era niño, Tolkien vivía en una casita de campo a las afueras de Birmingham, donde pasaba el tiempo paseando por los bosques y jugando en el campo con su hermano. Al morir su madre, fue enviado a vivir a la ciudad con una tía; desde las ventanas de su nueva casa, el pequeño Tolkien no podía contemplar nada más que el humo de las fábricas y la avasallante fuerza de la revolución industrial. En “El Señor de los Anillos”, Barbol, el jefe y decano de los Ents, se refiere a Saruman afirmando que “en su mente solo hay metal y ruedas, y que no le interesan las cosas que crecen a menos que pueda emplearlas para su beneficio”. Humphrey Carpenter, biógrafo de Tolkien, aclara esta circunstancia de la siguiente manera: “el amor a los campos abiertos de su juventud se convertiría en un aspecto esencial de sus textos, y estaba vinculado de modo profundo con el amor por el recuerdo de su madre”. De este modo, la naturaleza y las máquinas se convierten en otras fichas importantes en la batalla que Tolkien crea en su mundo fantástico.

Así como la naturaleza posee su propio papel fundamental en la trama de la historia, los animales juegan un rol decisivo a lo largo de la obra de Tolkien. Anteriormente se mencionó a los Mearas, los caballos inteligentes y veloces que solo cabalgaban los reyes del reino de Rohan y Gandalf, pues ellos también tenían una contrapartida. Así como los humanos y los elfos montaban caballos en las batallas, los orcos de Sauron montaban en una raza de lobos gigantescos llamados Wargos, tan grandes y rápidos como caballos; se decía que, antiguamente, en los tiempos de Morgoth, muchos espíritus atormentados y perversos fueron liberados por el señor oscuro y se encarnaron en los cuerpos de lobos, dotándolos de gran fuerza y poderes más allá de los normales, estos Wargos, a los que Tolkien se refiere en "El Silmarillión" como Licántropos, pasaron a engrosar, en "El Señor de los Anillos", las filas del ejército de Sauron en su intento por conquistar la Tierra Media. Las Águilas, también juegan un papel importante en el desarrollo de la trama de la historia, puesto que se enfrentan a los nueve sirvientes de Sauron, los Nazgûl o espectros del anillo, y a las bestias aladas que montaban; de estas bestias, se dice que fueron creadas como una burla de Morgoth ante las Águilas creadas por Manwë, el Señor de los Valar, durante la primera edad del mundo. En "El Señor de los Anillos", Tolkien describe a las bestias aladas de los Nazgul como “vestigios de mundos extintos”, por lo que nos hace pensar en los dinosaurios voladores como los pterodáctilos que hace millones de años surcaron el cielo.

En Las Mil y Una Noches, específicamente en la historia de Sinbad, el Marino, se menciona a unas aves gigantescas llamadas Rocs, tan grandes que eran capaces de aferrar a un elefante con sus garras para alimentar a sus crías. Algunas tribus indígenas norteamericanas, hablan del Pájaro del Trueno, una enorme águila de centelleantes ojos capaz de provocar tormentas con sus alas. Los Lakotas, lo consideraban una manifestación del ser Supremo y le otorgaban poderes para crear y destruir, se decía que vivía en constante lucha con espíritus malignos; de los enfrentamientos del ave con estos espíritus se producían las catástrofes naturales. Respecto a lo anterior, resulta curioso el hecho de que se hayan descubierto los restos de un ave voladora gigantesca, quizás un ancestro de las águilas modernas, en Argentina, cuyas dimensiones eran enormes, sus alas extendidas medían ocho metros de envergadura y tenía dos metros de alto, se bautizó con el nombre de Argentavis Magnificens, y vivió en tiempos anteriores a la Cordillera de los Andes. Su tamaño no era diferente al de Gwaihir, Señor del Viento, el rey de las águilas de la Tierra Media que luchó en la Batalla de los Cinco Ejércitos de "El Hobbit" y contra las monturas de los Nazgûl en "El Señor de los Anillos"; se describe a Gwaihir como una enorme águila cuyas alas medían seis metros de envergadura que descendía de Thorondor, la primera Águila creada por Manwë cuyas alas tenían una envergadura de treinta brazas, es decir, cerca de cincuenta y cinco metros de largo. Ésta gigantesca águila, similar a muchas otras que pueblan la mitología y la literatura, era tan poderosa, que fue capaz, incluso, de desfigurar con sus garras, el rostro de Morgoth en una batalla. 

Además de la enorme diferencia existente entre estas razas, la dualidad, y con dualidad no me refiero únicamente al bien y al mal, se encuentra inmersa en cada uno de los personajes de la historia aunque en diferentes medidas. Un buen ejemplo de lo anterior son dos de los personajes centrales de la historia. Por un lado, se encuentra Aragorn, de quien ya hemos hablado, y por otro se encuentra el hobbit Frodo, considerado por muchos como el verdadero héroe de la historia...


(Esperen, la próxima semana, la cuarta parte del artículo)

miércoles, 9 de marzo de 2016

"Si las semillas en la tierra negra pueden llegar a convertirse en rosas tan bellas; ¿qué no puede llegar a ser el corazón del hombre en su largo camino hacia las estrellas?"

G.K. Chesterton.

martes, 8 de marzo de 2016

"Un hombre solo tiene una forma de escapar de su viejo yo: ver un yo diferente reflejado en los ojos de una mujer."


Clare Boothe Luce.
  
¡Felíz Día Internacional de la Mujer!


lunes, 7 de marzo de 2016

"¿Hay algo más hermoso en el mundo que las letras? Símbolos mágicos, voces de muertos, sillares de mundos maravillosos mejores que éstos, que dispensan consuelo, disipan la soledad, guardan los secretos, proclaman la verdad..."

Corazón de Tinta.

domingo, 6 de marzo de 2016

sábado, 5 de marzo de 2016

"Yo me pregunto si las estrellas están encendidas para que cada cual pueda un día encontrar la suya."


El Principito.
 

viernes, 4 de marzo de 2016

"Nunca dormirás si te preocupas por el «quizá». Sobre todo si no puedes controlarlo. Concéntrate en lo que puedes hacer."

Corazón de Piedra.


jueves, 3 de marzo de 2016



LIBRO VS TABLET

Para alguien que concibe los libros como algo más que un simple pasatiempo, resulta muchas veces molesto que, aquellos que no gustan de la lectura, se acerquen enarbolando sus nuevos teléfonos “inteligentes” o sus tablets, y aseguren con tono profético, que los libros están condenados a desaparecer, puesto que en la actualidad existen dispositivos que permiten tener cientos de obras reunidas en una simple memoria de datos; lo cual, supuestamente, resulta mucho más práctico, puesto que el espacio que “ocupan” los libros en una biblioteca, puede “ocuparse”, para algo diferente aunque, muy probablemente, resulte mucho menos valioso.
Sin embargo, para aquellos que no contemplamos un libro como un simple manojo de hojas de papel, ya que aprendimos a verlos como algo que va más allá de una imposición académica para obtener una calificación, existe toda una serie de razones por las que preferimos los libros, a una máquina que reproduce palabras. Muchos afirman que una tablet resulta supremamente práctica para muchas situaciones académicas, puesto que resulta más sencillo descargar un documento, que sacar miles de fotocopias; o tal vez es más fácil tomar una fotografía del cuaderno de un compañero, para estudiar sus apuntes, que tener que transcribir con nuestro puño y letra, las temáticas de la clase a la que no fue posible asistir. Así mismo, cuando es necesario traducir un documento de otro idioma, es mucho más práctico y rápido contar con diccionarios y traductores virtuales, que tener que cargar con toda una colección de diccionarios en el maletín, para obtener una leve idea de lo que el autor quiso decir, en su propio idioma. Todo esto puede ser cierto pero, hablando con honestidad, éstas son simples añadiduras y funciones secundarias de éste tipo de elementos tecnológicos, y no pasan de ser simples argumentos, empleados por sus propietarios, para justificar las verdaderas razones por las que adquieren una tablet o un smartphone.
La verdad es que, la misma razón por la que todo el mundo porta un celular, ha llevado a que muchos decidan adquirir una tablet, y no es porque les agrade la lectura o sean, realmente, lectores consumados, sino, simple y llanamente porque la tablet está de moda. Por alguna extraña razón, pese a los grandes logros de la tecnología, o tal vez precisamente por estos logros, los seres humanos, en palabras de Emilie Hernry Gaubreay: “Hemos construido un sistema que nos persuade a gastar dinero que no tenemos, en cosas que no necesitamos, para crear impresiones que no durarán, en personas que no nos importan”. A la hora de la verdad, una persona que compra una tablet, terminará empleando su instrumento tecnológico para lucir toda una serie de aplicaciones y juegos, o para descargar llamativos sonidos y emoticones, o para evitar perderse hasta el más mínimo detalle, de la vida privada de las personas que conoce, en lo que el presentador y comediante estadounidense Bill Maher denomina, “una era sin privacidad”. En el mejor de los casos, y siendo absurdamente optimista, el propietario terminará relegando al último plano, como la última prioridad, la posibilidad de leer un libro en su tablet.
La tablet no pasa de ser una moda y, con el auge de las tecnologías, tal como ha pasado con los celulares, aquellas que hoy se consideran la última y más avanzada de las herramientas, en menos tiempo del que puede esperarse, terminarán convirtiéndose en algo totalmente obsoleto. ¿Increíble?, ¡por supuesto que no! De ésta manera la tecnología ingresa, como muchas otras modas, en el incesante círculo vicioso tan común en la era moderna, que se basa en la absurda lógica de consumir y desechar: En un principio se persuade a la gente a comprar desproporcionadamente algo, para en poco tiempo, volver a usar los mismos elementos de persuasión, y convencer a las masas de que, aquello que han obtenido resulta “obsoleto”, “anticuado” o “lento”, y debe ser “cambiado” de inmediato por algo que, en ese instante, resulta una muestra de la avanzada tecnología humana y que, además, se encuentra en oferta por muy pocos días.
Si bien no es lo mismo crear Literatura, que vender libros; leer por convicción, a leer por obligación; tampoco es igual obtener una tablet para emplearla en la inmediatez de las aulas académicas y acercarse superficialmente a un texto, que profundizar en la literatura con auténtica convicción, para experimentarla como un aspecto realmente fundamental en la vida de un ser humano. Quien adquiere un libro, a excepción, claro está, de quienes compran libros porque lo demanda un docente o una materia del pensum, no lo hacen por moda, ni por “evitar quedarse atrás”, con respecto al resto de sus allegados. Una persona para quien leer no es un simple pasatiempo, sino que se trata de una experiencia que va más allá de la posibilidad de “mantenerse ocupado” en los ratos de ocio; muy seguramente, al adquirir un libro, no lo hace únicamente porque el libro o su autor estén de moda, sino porque hay algo del pensamiento plasmado por el escritor en su obra, que de alguna manera resuena y encuentra eco en la forma de ser, en la perspectiva de vida, en los sueños inconclusos, en los anhelos sin cumplir y en la voluntad del lector. Existe, por ende, una identificación, entre lo que le autor escribe y lo que el lector descubre, tanto del escritor como de sí mismo.
Existen, además toda una serie de características “prácticas”, que le brindan al libro ventajas adicionales, sobre las nuevas tecnologías: El libro no se desconfigura en el momento menos oportuno, tampoco requiere de antivirus y, aunque puede necesitar encuadernarse, no es necesario llevarlo a cada instante a ser chequeado, para estar seguro de que no hay “archivos ocultos”, que puedan desencadenar consecuencias desastrosas. El libro no necesita clave, ni tampoco energía eléctrica, por lo que si un día se va la luz, basta con un sitio bien iluminado por el sol, para poder leer en paz. Al libro no se le pierde la señal, por alejarse un poco del modem, indistintamente de si hay luz en la casa o no. Las muertes por hurtos a celulares o tablets, tristemente son comunes en la actualidad; en cambio, nadie tratará de apuñalar a otra persona, para robarle el libro que llevó a un parque, para leer bajo la sombra de un árbol.
Para acceder al contenido de un libro, no es necesario encenderlo, poner la clave, esperar a que el sistema cargue, buscar la carpeta donde se guardan los libros, abrir aquel que estamos leyendo y, justificar que es más rápido, solo porque con oprimir las teclas “Cntrl” y “B”, podemos encontrar la página que necesitamos, aunque esto no evite que, diez minutos después, la batería, que acabamos de cargar, se encuentre de nuevo en ceros y debemos conectarlo al tomacorriente más cercano. Al libro basta con abrirlo en el punto en el que dejamos el señalador, para continuar leyendo.
Finalmente, mientras un programa puede caducar, el libro no se descontinúa, ni sus contenidos quedan obsoletos, al quedar obsoleto el programa capaz de reproducirlo. La habilidad humana de leer un escrito, al contrario de un programa virtual, no caduca para ser reemplazado por otro que, más temprano que tarde, tendrá el mismo destino; la habilidad humana para leer y escribir, tal y como los seres humanos mismos, son facultades que evolucionan y que, orientados correctamente, pueden alcanzar un alto nivel de trascendencia.
La sencillez es la gran ventaja que tiene el libro, en oposición a las frías y deslumbrantes máquinas que reproducen palabras.


Juan David Bastidas Pantoja.