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"Luego de dos siglos de paz, la sombra de una amenaza antigua vuelve a acechar a los Reinos Hermanos. En Ormuz, el Reino de los Hombres, un viejo mago recibe una inusual advertencia; en Alvaheim, el Bosque de los Elfos, extraños sucesos, demasiados para ser simples coincidencias, parecen corroborar los temores del anciano. En el norte desconocido, una fortaleza se levanta en secreto, y un antiguo símbolo de odio se enarbola desde lo alto de sus atalayas, levantadas con hierro, piedra y huesos. Hombres, Elfos, Enanos y Centauros deberán mantener vivas las Alianzas, que hermanan a sus naciones, para enfrentar la amenaza que se cierne desde el norte. La esperanza radica en la sabiduría recopilada en un antiguo libro desconocido y en los poderes de una extraña criatura de leyenda: el Jaguar Dorado. ¿Dónde se oculta esta criatura? ¿Cuál es su auténtica naturaleza? Un joven aprendiz de la Corte de Magos de Ormuz, puede ser la clave para desvelar este misterio místico, que marcará para siempre el futuro de cada pueblo y estirpe a lo largo y ancho de la Tierra de las Cordilleras..."

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miércoles, 26 de abril de 2017

Feria del Libro Infantil y Juvenil Colegio La Inmaculada Pasto

Desde el día de ayer en el Colegio La Inmaculada, de la cuidad de Pasto, se ha venido realizando la I Feria del Libro Infantil y Juvenil, organizada por Camino a Casa - Librería y la Fundación Qilqay. En estos dos días he podido compartir con los niños y jóvenes estudiantes, y también con los padres de familia y maestros, amantes de la literatura y las buenas historias.

Quiero aprovechar la oportunidad para extender mis más sinceros agradecimietos a todos los integrantes de la Fundación Qilqay, en especial a su directora, la señora Mariela Guerrero Vélez, por permitirme participar en su importante evento. También quiero agradecerla a todo el cuerpo docente y administrtivo del Colegio La Inmaculada Pasto, en especial a sus alumnos, por permitir y promover este tipo de espacios diferentes en su institución, para acercar a los niños y jóvenes a la Literatura.

¡Mañana será el último día de la Feria del Libro Infantil y Juvenil! ¡Recuerden jóvenes estudiantes! ¡Hay muchos libros esperando por ustedes!
 


















lunes, 24 de abril de 2017

REGALO DE ANIVERSARIO




EL SUEÑO

El oscuro manto de la noche cubría el bosque Qomer; a lo lejos, los lobos anunciaban su salida a cazar lanzando potentes aullidos que Myrd, un viejo mago leal al reino de Ormuz, escuchaba desde la paz de su pequeña cabaña situada a orillas del enorme bosque. El anciano no temía a los lobos, eran sus amigos, como lo eran casi todas las criaturas del bosque con quienes podía comunicarse tan bien e, incluso, mejor que con las personas del reino.

Myrd, sentado al pie de su escritorio, leía una carta enviada por su amigo, el Rey Anka, soberano de Ormuz, en la que lo invitaba a las festividades que se celebraban en la capital del reino, Zalamgar, llamada también la Ciudad del Árbol de la Flor Púrpura, o del Árbol Violeta, debido al majestuoso árbol de Huytara sembrado en el interior del patio de armas del Castillo del Rey. Ese era el único espécimen de esa clase de árboles que crecía por aquellos parajes. En la capital del reino, se festejaba la derrota de Ariman, un “demonio con cuerpo de hombre” que, según las antiguas crónicas de los Reinos Hermanos, había sembrado hostilidad y odio entre hombres, elfos, enanos y centauros, y que había sido derrotado por Peredur, antiguo soberano de Ormuz. Myrd no disfrutaba mucho de festejos y reuniones, prefería la tranquilidad y paz que brindaba su bosque, pero el Rey era su amigo; además, hacía ya mucho tiempo que no visitaba el reino, ni a sus amigos ni a su ahijada, la hija del Rey.

La noche avanzaba a cada instante, pronto la luz de la Luna que se filtraba por la ventana, y la de la mágica flama anaranjada, que flotaba sola a la derecha de Myrd, no ofrecían suficiente luminosidad como para volver a leer la misiva real una decimocuarta vez; los ojos del mago empezaban a escocerle y los párpados se le cerraban contra su voluntad.

–¡Bueno, es suficiente! –se dijo el anciano–, tal vez mañana me acerque al reino un rato… tal vez no…

Cansado, Myrd apagó la llamarada mágica, dejó su estudio y se dirigió a su habitación, donde se cambió de ropa y se vistió con la túnica vieja que usaba para dormir, se arropó con las mantas de lana de oveja en su cama de roble mientras el sueño, poco a poco, se iba apoderando de él. Sí, tal vez al día siguiente, encontraría una solución “adecuada” para el dilema en el que se encontraba.

Desde su cama, el viejo mago clavó su mirada en las vigas del techo que se iban distorsionando poco a poco a medida que el sueño se apoderaba de él. Las vigas se opacaban, se oscurecían, y los ojos del mago se cerraban lentamente…

El alma y la mente del anciano viajaron por torbellinos de colores, en el momento en que el mundo de los sueños abría sus puertas para albergar el descanso de Myrd; sin embargo, esa noche era diferente. Myrd lo había percibido durante el día, había algo extraño que inquietaba su mente y un aire desconocido agitaba las ramas de los árboles de su bosque. Pronto el torbellino de colores empezó a tomar formas familiares para el anciano soñador, que se contempló sobre lo alto de una colina desde la cual podía observarse una bella ciudad amurallada, en medio de un amplio valle.

Myrd no reconoció aquella ciudad, ya que no se parecía a ninguna de las ciudades que había visitado a lo largo y ancho de la Tierra de las Cordilleras. De repente, un destello rojo atrajo la atención del mago: Myrd contempló un gran número de estrellas fugaces, rojas como la sangre, que cruzaban el cielo desde el norte, hasta perderse en el horizonte; en ese momento, Myrd percibió el terrible canto del acero cuando se libra una batalla. A lo lejos, aquella ciudad empezó a ser consumida por las llamas, mientras que en sus calles se escuchaban gritos de terror y llanto, rugidos de odio y voces que hablaban en lenguas que el mago no pudo entender.

La hermosa ciudad parecía sitiada: enormes catapultas y máquinas de guerra se encontraban apostadas en torno a sus murallas por el lado norte, este, oeste y sur; hordas, formadas por hombres extraños y bestias de largo pelaje gris, pertrechados con armaduras negras y armados hasta los dientes, manipulaban las máquinas y, por lo visto, luchaban, también, dentro de la ciudad.

Del cielo descendieron llameantes dragones que calcinaron los pocos puntos de la ciudad que las llamas de los invasores no habían devorado. Cuando el mago trató de correr hacia la ciudad, unas extrañas hebras carmesíes, tan gruesas como brazos y salidas de quien sabe dónde, se envolvieron en torno al anciano y, a una velocidad inimaginable, arrastraron a Myrd colina abajo moviéndose como monstruosas serpientes. Las extrañas víboras reptaron con su presa entre las máquinas de guerra apostadas en el lado norte de la ciudad; rápidamente entraron por las puertas destrozadas y, una vez en el interior de los muros, Myrd pudo contemplar más de cerca el dolor de los habitantes de aquella ciudad, mientras forcejeaba para tratar de liberarse.

Había cadáveres por todos lados, hombres, mujeres, niños y ancianos, incluso habían asesinado a los animales. Algunos guerreros, desesperados, se lanzaban contra los invasores, pero éstos los abatían con facilidad. El mago pudo contemplar con más claridad a los conquistadores: algunos eran hombres extrañamente vestidos, llevaban el cabello revuelto de formas curiosas y armaduras oxidadas; pese a que no luchaban con la técnica y habilidad de los soldados defensores, eran tantos y tan brutalmente fuertes, que los desesperados soldados caían derrotados a sus pies. Por las calles también corrían enormes jabalíes con colmillos largos y extraños cuernos que les salían a lo largo del lomo, desde la base de la nuca; con horror, el mago vio a un grupo de cinco o seis de estas bestias devorar con avidez la carne de un caballero muerto. Lo más extraño, que el aterrorizado anciano contempló, fueron unas criaturas grandes y robustas, con extremidades largas y cubiertas de pelo gris que, armadas con lanzas, espadas y mazos, y vistiendo armaduras negras, dirigían grupos de enormes ogros salvajes. Aquellas criaturas de pelo gris andaban en dos piernas, arrastrando sus armas, pero la sorpresa del mago fue mayor cuando los vio echar a correr en cuatro patas con las armas envainadas, hacia un pequeño grupo de sobrevivientes. Gigantes con cabezas de cabra aporreaban los muros de las casas hasta hacer que se derrumbaran. Los dragones no habían detenido en ningún momento la voraz lluvia de fuego que hacían descender sobre aquella ciudad que, para ese momento, se había convertido en un montón de ruinas ennegrecidas.

De pronto el paisaje cambió y Myrd atravesó un bosque, envuelto también en llamas. Las extrañas víboras rojas se elevaron por los aires, desde donde el mago vio con horror, como el dolor, la sangre y el odio cubrían a reinos enteros; de tal suerte que montañas, costas, selvas y bosques se encontraban bajo el dominio de aquella horda imparable de soldados y criaturas. Las hebras lo llevaron mucho más lejos, viajando siempre hacia el norte y el oeste, por lugares que no figuraban en ninguno de los mapas que el mago conociera y, finalmente, lo depositaron en un desolado y reseco valle frente a una árida montaña, donde el viejo contempló a miles de esclavos encadenados, trabajando en minas y canteras, bajo los látigos de aquellas criaturas de pelaje gris. A lo lejos, se encontraba una ciudad extraña, con forma de telaraña, en cuyo centro se levantaba una imponente torre hecha de hierro, piedra y huesos, mientras unos estandartes largos de color azul con una telaraña blanca en el centro ondeaban desde sus atalayas.

Myrd conocía ese símbolo, ya que había marcado la historia de su tierra: era el emblema de Ariman, el Desterrado, el demonio con cuerpo de hombre, el traidor de Ormuz que hacía ya doscientos años había reclutado un enorme ejército de hombres, elfos, centauros y enanos, con el que quiso destruir las cuatro naciones aliadas. Ahí estaba el emblema de aquel maldito sanguinario, enfermo de poder y avaricia, que Peredur había derrotado en el pasado, y que desapareció entre las cordilleras luego de que los Reyes de las Cuatro Razas maldijeran su nombre y su estampa.

Los ojos del anciano, desorbitados, no daban crédito al emblema que ondeaba en aquellos estandartes; era imposible, simplemente imposible, que aquel individuo continuara con vida. Habían pasado casi doscientos años desde los tiempos de Peredur, no podía estar vivo.

Myrd cayó de rodillas, abrumado ante lo que veía; justo en ese momento las enormes hebras carmesí surgieron de la tierra y se lanzaron contra el viejo como látigos. El mago cerró los ojos y apretó los puños esperando recibir el golpe, pero algo parecía haber detenido a las hebras. Al abrir los ojos, Myrd vio una luz dorada que surgía detrás de él y que hacía retroceder a las víboras rojas. Sintiendo miedo por lo que pudiera contemplar, el anciano se dio la vuelta lentamente; sin embargo, lo que miró lo llenó de tranquilidad.

Detrás de él se encontraba otro anciano, ataviado con ropas azules y blancas, que llevaba en sus manos un libro abierto, de cuyas páginas surgía la potente luz dorada. Las hebras volvieron a sumergirse en las entrañas de aquel valle reseco. Sólo entonces el anciano cerró el libro. Myrd lo reconoció al instante, era su antiguo maestro, Verken, que había muerto en la última guerra que los Reinos Hermanos habían librado contra los dragones, cuando Myrd era joven, hacía ya mucho tiempo.

–¿Maestro? –preguntó Myrd, dubitativo.

–¿Esperabas ver a alguien más, tal vez? –preguntó Verken, sonriendo, mientras Myrd se incorporaba y se acercaba a su mentor.

–Éste no es un sueño normal, ¿verdad? –preguntó el mago del bosque.

–Así es.

–¿Es una premonición?

–¡Claro que no! –se escandalizó Verken–, ¿ya olvidaste lo que te enseñé hace tantos años? Sólo los Dioses conocen el futuro, y saben que nunca es inmutable. Los hombres sólo pueden adivinar el futuro a través de dos caminos, ¿recuerdas cuáles son?

–A través de la lógica con la que evaluamos las consecuencias de nuestras posibles acciones –contestó Myrd–; o a través del delirio irracional que, incapaz de tener en cuenta causas o consecuencias, motiva a los hombres a actuar con demencia.

–Me alegra que lo recuerdes –dijo Verken, estrechando a su discípulo en un abrazo fraternal–. Parece que sólo te hacía falta recordar tus lecciones. Lo que viste al principio es el pasado, no muy remoto, de reinos ubicados más allá del mar, que cayeron ante el odio de Ariman. Lo que contemplas aquí es lo que sucede en este instante en el norte, muy al norte de la Tierra de las Cordilleras, más allá de las fronteras de Alvaheim, el país de los elfos.

Myrd vio de nuevo la ciudad, a sus puertas estaban apostados dos enormes dragones negros que agitaban sus alas con furia levantando una nube de arena y escombros.

–Ariman no murió –continuó el maestro Verken–, encontró las prisiones de antiguos poderes oscuros y prohibidos que le otorgaron habilidades que no creyeras posibles, gracias a las cuales pudo sobrevivir los últimos doscientos años, escondido en un principio, aunque no tardó mucho en salir a recorrer aquellas tierras distantes con el fin de amasar el poder suficiente para lograr levantar este reino y obtener vasallos.

–¡Es imposible! –musitó Myrd, que no daba crédito a las palabras de Verken, ni a lo que aquel sueño le mostraba.

–El Desterrado ha alimentado su odio y su sed de venganza, contra el reino de Ormuz y la sangre de Peredur, durante más de dos siglos –continuó Verken–. Y creo que no hace falta ser un adivino para comprender que el interés de Ariman es dejar a Zalamgar y a cada ciudad de los Cuatro Reinos Hermanos reducidas a cenizas. Ahora cuenta con un ejército enorme, con recursos, esclavos y aliados más que suficientes como para iniciar una campaña en contra de Ormuz. No se detendrá hasta haber destruido y avasallado cada rincón a lo largo y ancho de la Tierra de las Cordilleras.

Myrd empezó a sentir cómo el miedo se apoderaba de él. Su maestro pareció darse cuenta de esto.

–Aun no es tarde, Myrd; y ni siquiera el Desterrado, con todos sus poderes puede asegurar que tiene el futuro en sus manos. Existe una sola forma de hacerle frente a sus oscuros planes. Esto es lo único que puede detenerlos –el anciano posó su mano derecha en la cubierta de aquel extraño libro. Myrd lo miró con atención, estaba encuadernado en cuero café y en su portada tenía grabada una estrella encerrada en una hoja de abedul. En el centro, del lado derecho de la cubierta, un pequeño candado cerraba las tapas de aquel volumen.

–Este libro está en Zalamgar –el anciano maestro extrajo de la cerradura de la cubierta, un pequeño objeto que Myrd no alcanzó a detallar–. La amenaza que se cierne sobre todos los seres vivientes es tal que Assiyatar y Ancaylla me han ordenado que te entregue la llave de su cerradura –a continuación, el anciano colocó en las manos de Myrd el objeto que acababa de extraer del candado. Se trataba de un pequeño anillo de plata, cuyo sello de oro tenía la forma de la cabeza de un jaguar rugiendo–. Busca el libro y ábrelo, busca también al “Jaguar Dorado” y entrénalo como tu aprendiz; él es una pieza clave en los acontecimientos que se acercan. Abre los ojos, él llegará hasta ti cuando menos lo esperes, mantente alerta…

La luz dorada del libro envolvió a Verken y, tras un destello, Myrd despertó, agitado y sudoroso. Sentado, desde su cama, el anciano contempló a la Luna que se elevaba por la ventana; aún no amanecía. Confundido, y a la vez aliviado de que todo hubiese sido un sueño, el viejo mago se levantó de la cama con la intención de encender una nueva flama anaranjada. En ese instante, algo muy pequeño, luego de deslizarse entre las mantas de la cama, produjo un sonido metálico al rebotar sobre el piso de madera. Myrd se arrodilló para recoger el pequeño objeto y, a la luz de la Luna, el anillo de plata con el sello de un jaguar dorado destelló entre sus dedos.

Tras rascarse la cabeza, Myrd guardó el anillo en el cajón de su mesa de noche, para luego volver a acomodarse en la cama, cobijándose bien con las mantas. Apoyada la cabeza sobre la almohada rellena de plumas de ganso, intentó conciliar de nuevo el sueño pensando que, por lo menos, ya había encontrado una solución al dilema en el que antes se encontraba: Iría a visitar al Rey al día siguiente, pero tendría que esperar a que los festejos terminaran, para poder hablar con él.

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PRIMER ANIVERSARIO DEL JAGUAR DORADO

Hace exactamente un año, el 24 de Abril de 2016, tuvo lugar el lanzamiento oficial de "La Tierra de las Cordilleras. El Jaguar Dorado" en el salón Madre Josefa del Castillo de Corferias, en el marco de la Filbo Feria del Libro de Bogotá.

Aquel día pude ver cumplido el sueño de toda una vida; pude sostener en mis manos el trabajo de muchos años de esfuerzo y dedicación, de aprendizajes y desaciertos, de expectativas y lejanas metas. Hoy, un año después, he comprobado que ver cumplido un sueño es apenas el principio del viaje, que aún queda mucho camino por recorrer; sin embargo, por encima de todo, he descubierto que nada se compara a la satisfacción de seguir ese profundo llamado del corazón, que pugna por emerger para dejar una huella en el mundo.
Quiero extender mi agradecimiento a todas las personas que le han abierto su corazón al Jaguar Dorado y, también, quiero aprovechar la oportunidad para invitar a todos los que aún no conocen La Tierra de las Cordilleras, para que se acerquen a este libro maravilloso y se dejen cautivar por un mundo de aventuras, magia y maravillas.
Para celebrar este primer año de la novela, quiero anunciar con mucha emoción y alegría, que el próximo 6 de Enero de 2018, en el Carnaval de Negros y Blancos de mi ciudad, San Juan de Pasto, declarado por la UNESCO Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, el maestro Andrés Barrera, ganador del Primer Puesto en el 2017 con su carroza "Épica", ha decidido elaborar una carroza basada en mi novela "La Tierra de las Cordilleras. El Jaguar Dorado"; para mí, como autor, es un gran honor que un artista como el maestro Andrés Barrera, se muestre interesado por mi novela.
Como pastuso, año tras año he sido cautivado por el esplendor del Carnaval, por ende, es para mí una alegría y un honor indescriptible saber que aquel sueño en el que he trabajado desde mi juventud, tendrá un espacio propio en el Desfile Magno del Carnaval de Negros y Blancos, el próximo 6 de Enero de 2018.
Juan David Bastidas Pantoja.


















domingo, 23 de abril de 2017

¡¡¡FELIZ DÍA DEL LIBRO, PARA TODOS!!!

¡No hay mejor compañero, amigo, maestro y cómplice para nuestros sueños que un libro! Así que... ¡¡¡Feliz día del Libro para todos los que aman perderse entre los mundos maravillosos que resguardan las páginas impresas!!!



lunes, 10 de abril de 2017

RECUERDOS DEL "READING PARTY"


Hoy quiero compartir con todos algunos recuerdos del pasado Reading Party, que tuvo lugar el pasdo 6 de Abril de 2017, en la plazoleta de la Iglesia de San Agustín, en San Juan de Pasto. Quiero agradecerle a Fredy Cabrera, organizador del evento y director de Libros Pasto, por haberme permitido tener un espacio en su evento.







martes, 4 de abril de 2017

“Reading Party"


El próximo Jueves 6 de Abril de 2017, desde las 4:30 p.m. los habitantes de la ciudad de Pasto están cordialmente invitados a la Tertulia Literaria que se llevará a cabo en la Plazoleta de la Iglesia de San Agustín, organizada por “Reading Party", en colaboración con La Brigada Radio y Televison. En ésta tertulia participará el autor de "La Tierra de las Cordilleras. El Jaguar Dorado", Juan David Bastidas Pantoja, en compañía de otros autores invitados.

Será un espacio ameno, en el corazón de la ciudad, abierto para todos aquellos que deseen hacer un alto en el camino y detenerse a reflexionar, leer y compartir una experiencia diferente, en compañía de un buen libro.

¡No te lo pierdas! ¡La entrada es libre! ¡Y no lo olvides: El Jaguar Dorado estará esperando por ti!