Cuando era un niño, no podía perderme las tiras cómicas que cada Domingo venían en el periódico, entre las cuales figuraba "Mafalda". Aquella niña, capaz de poner en jaque a los adultos con su sagaz manera de ver la vida me resultaba fascinante, además de divertida. Me encantaba memorizar sus historietas y contarlas en las reuniones con familiares y amigos.
A medida que fui creciendo y escribiendo mis propias historias, empecé a sentir curiosidad por las mentes que existían detrás de los personajes y relatos que a mi tanto me fascinaban. Me asombró descubrir que "Mafalda" había sido creada por Joaquín Salvador Lavado, "Quino", un humorista gráfico argentino, hacía ya muchas décadas y, a pesar del tiempo transcurrido, sus historietas continuaban sacando sonrisas a niños, adultos y ancianos.
Tal vez por eso, pese a que la última edición de la tira cómica se publicó en 1973, aún el día de hoy la obra completa de "Mafalda" me acompaña todos los días, en la mesa de noche de mi habitación.
Hoy, tristemente, Joaquín Salvador Lavado, el legendario Quino, le ha dicho adiós al mundo, luego de traer tanta alegría y reflexión a muchas generaciones diferentes. Aunque lloramos su partida, debemos honrar el gran ejemplo que nos deja en ésta, su hora final: Lo importante en la vida es lo que le dejamos al mundo, en el momento en que partimos.
Paz en la tumba del gran Quino y, como dicen en Zalamgar: "Que los Dioses abran para él las puertas de la Eternidad".
Juan David Bastidas Pantoja
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